El programa Agroeducación que conducen Salvador Distefano y Carlos Etchepare han mostrado en diferentes oportunidades a productores confesando que los gobiernos peronistas favorecen a los productores agropecuarios. Explican de manera coherente los motivos y aunque muchas otras políticas de los gobiernos peronistas no sean del agrado de los productores, en materia de créditos, actividad del mercado interno o precio para la producción primaria, el impacto en el campo resulta favorable. En el eslabón de la ganadería de cría los números son contundentes.
Hay dos motivos que condicionan el humor de los productores ganaderos, pero principalmente al de la ganadería de cría, como primer eslabón de la cadena de la carne. Recordemos que dicho eslabón es el más lerdo en ver los frutos del trabajo y el que tiene una menor representatividad a la hora de las discusiones de quien se queda con la renta de esta cadena.
Uno de los motivos es la grieta y el relato de los políticos que buscan imponerse para gobernar, que desde el nacimiento de nuestra Patria incide sobre la cabeza de los productores tironeándose a los votantes. Por un lado los que dicen que el modelo Agroexportador es el modelo hará crecer al país y que de esa forma están aportando a combatir las crisis alimentarias globales. Por el otro el que los productores se llenan de plata y son la oligarquía mezquina que no quiere entregar un peso. En el medio quedan los productores laburando de sol, muy diferentes de algunos exponentes que pisan el campo solo a comer asados y si hay buen clima, no se confunda eso nos un productor, menos un productor ganadero de cría.
Pero hay un segundo motivo, que es muy real, el productor percibe a través de su billetera, de sus ganancias, de su crecimiento, de su poder adquisitivo. Y es acá en donde los números de la Producción Ganadera de Cría avala a los productores que salen en Agroeducación. Esta actividad se lleva a cabo a lo largo de prácticamente todo nuestro territorio nacional, con sus diferentes matices y particularidades, pero hay algo que en los últimos 10 años siguió un patrón similar y es su rentabilidad en dólares por hectárea.
Acá es donde los relatos dejan de tener peso, donde la grieta se cierra con realidad. Aparecen los resultados de los que hablan. Durante el gobierno de Mauricio Macri desde fines del 2015 a finales del 2019 fue el que peor resultados arrojo para este sector. Al medir la rentabilidad durante su mandato en la principal zona de cría del país, la Cuenca del Salado, encontramos que la rentabilidad paso de US$ 153 en último trimestre de 2015 a US$ 18 en diciembre del 2018, siendo los años 2018 y 2019 los dos peores años de los últimos 10 años de esta producción.
Para el caso de Entre Ríos norte, al comenzar su mandato la rentabilidad por ha era de US$97 y en el momento de dejar su mandato en el año 2019 esta se encontraba entre US$15-20 por Ha dependiendo el trimestre que se analice. La misma suerte corrieron las otras dos zonas analizadas, que fueron Salta y Córdoba norte. La primera termino todo el 2019 con rentabilidad negativa y para el caso de Córdoba norte esta paso de US$32 al último trimestre 2015 a un dólar hacia finales del 2019.
Pero hay algo más llamativo en este análisis, y es que a pesar del momento espectacular que vive la producción ganadera, con precios internacionales en sus máximos históricos y con una producción ganadera de Cría en un momento privilegiado la rentabilidad actual todavía no llega a la que se logró en el año 2015 con Cristina Fernández al frente de la casa Rosada.
A marzo del 2022 la rentabilidad de la Cuenca del Salado y de Entre Ríos norte fueron de US$134 y US$36 respectivamente y todavía no alcanza el mejor momento histórico de la última década que fue el último trimestre del 2015 con US$153 y US$97 para dichas zonas de cría.
Billetera mata relato, y los productores ganaderos de cría a lo largo y ancho del país, saben cuáles son los gobiernos con los que hay que aprovechar. Pero no debería ser un punto de acuerdo, llegar a una política de estado terminar con el relato y hacer que la ganadería de cría sea una actividad en la que los números cierren para los productores independientemente de quién gobierne. Hay que tener la seriedad y la coherencia de decir lo que realmente sucede, de ese modo podremos al fin cerrar la grieta.