Sin dudas el tema central de la semana (y seguramente esto recién comienza) es el tema de la carne. En un sistema que implica varios eslabones, cría, invernada, engorde corral, consignatarios, frigoríficos, supermercados, carnicerías y consumidores, desde el Observatorio Rural Argentino te traemos la opinión de los actores.
Tuvimos el honor de entrevistar al Mg en Agronegocios, y docente de producción Animal Universidad de San Pablo, Carlos Federico Kohn que nos comenta su punto de vista.
El tema es concreto, el daño al sector no solo pasa por las ventas que se suspenden. La ganadería es una actividad de largo plazo, y hay que tener previsibilidad por los ciclos naturales y biológicos de la producción. Son tiempos prolongados, y las inversiones son enormes.
El problema es estructural del sistema de carnes argentino. Para mi es un sistema, donde los segmentos se interrelacionan y así funcionan de forma sinérgica. Pero necesita previsibilidad, este es el gran problema estructural que tenemos.
Primero hay que ver si realmente se concreta la medida.
Hay que entender que lo que se exporta son cortes. Argentina tiene una variedad de cortes extraordinaria, más de 40 cortes, y diferentes según la zona. Esto nos da la posibilidad de tener cortes accesibles. El golpe a la previsibilidad es muy grande para los ganaderos, este no se puede preguntar cómo hago para invertir a largo plazo (genética, alambrado, etc).
Esto trae mal recuerdo desde el 2006, que fue una seguidilla de malas decisiones con pérdida de rodeo vacuno. Es uno de los elementos que hace que la hacienda suba.
Hoy me tomé el trabajo de escuchar al presidente, está mal asesorado, es evidente, habla del stock vacuno y menciona toneladas. Evidentemente hay cierta relación con algún grupo exportador, a quien anticipó la medida, él toma las palabras de ellos. Están bien los controles. Pero se termina perjudicando a los productores que se pusieron el desafío de exportar.
Primero aclarar que no se exporta hacienda en pie, no se exporta media res, sino cortes, y determinados cortes, a determinados países, son distintos mercados. En toda la comercialización, la eficiencia de la gestión de la exportación, quedan cortes para el mercado interno, y muchas veces más económicos. Por ende se puede articular la exportación con el mercado interno.
Nuestro principal cliente es China, que le vendemos la vaca descarte (que no consumimos). O sea es el principal en volumen pero no en precio. China paga barato, no hay posibilidad de vender novillo, porque no dan los números, es imposible.
Israel es un mercado interesante, es de los clientes nuevos que tenemos, y nos paga muy bien el cuarto delantero. Esto permite que nos quede para el Mercado interno, cuarto trasero que es de alto valor, el que más se consume. Se puede colocar a un precio accesible. Mientras más exportemos, más puede quedar para el mercado interno.
Es una falacia pensar que porque China empezó a comprar aumente el precio de la carne. China se lleva la vaca de descarte que no consumimos en Argentina.
Se ve una particularidad que a pesar del aumento del precio del 65% interanual de la carne y del 90% de la hacienda, el consumidor prefiere consumir menos, pero de calidad. Hacienda liviana, joven. El mercado interno de la vaca es minoritario en relación a los demás.
El corte Kosher, el cuarto delantero que va a Israel, es compatible con el mercado interno.
OBRA ¿a que se debería entonces el aumento entonces de la carne?
Primero hay un aumento inflacionario a consecuencia de la pandemia, emisión monetaria y demás, que atañe a todos los productos. Pero es un tema que lo explicarán los economistas.
Pero después hay una situación particular que es el cambio de la matriz productiva, el producto que consumimos es diferente al que consumíamos hace 30 años atrás. Esto es importante aclararlo permanentemente a la población. Antes la hacienda era terminada a pasto, sobre todo en la zona núcleo del país. Y gran parte de esos campos con la revolución verde, con el avance de la soja en particular, dejaron de dedicarse a la ganadería, que se fue desplazando a zonas marginales. Y así empezó a crecer el engorde a corral, desplazándose al norte. Los feedlot representan el 65-70% de lo que consume el mercado interno. Esto dio una gran ventaja al NOA, que antes compraban en Santa Fe y Córdoba.
El feedlot da la posibilidad de tener mayor oferta de carne en zonas donde no había, poder engordar en ciclos más cortos la hacienda. Pero genera una dependencia con el insumo alimento: los commodities maíz y soja que sus precios dependen del mercado internacional. Más en un país como el nuestro que depende de las divisas que se generan con los granos, particularmente la soja. Por ende la variación de los precios impactan en los costos de alimentación de los feedlot, y eso en el costo de la carne.
La realidad es que hoy la oferta es escasa, se está componiendo el stock, y calculo que para junio/julio la oferta de hacienda gorda va a ser similar a la del año pasado.
Otro insumo fundamental de feedlot, es el ternero de invernada. Acá hay un problema estructural grave, el rodeo argentino no crece, hubo un periodo donde se perdió hacienda, justamente en el 2006, por desmoralización de los productores, junto a una gran sequía se perdieron entre 10 y 12 M de cabeza. Hoy estamos entre 50-51 millones de cabezas. Cuando tenemos 45 M de habitantes. En los ́70, teníamos 70 M de cabezas de ganado y 25 M de habitantes. Entonces estamos en un estancamiento en el mejor de los casos, del rodeo vacuno. Hubo una liquidación de vientres, también en los últimos años del macrismo, que se mide con la faena de hembras, estuvo arriba del 43% y eso liquidación de vientres. Y pasa también porque el productor no tiene incentivo de retener vientres.
No hay incentivos para mejorar los índices de parición. Estamos alrededor del 60% cuando los países como EEUU están arriba del 80%. En esto se puede mejorar muchísimo. El problema de esta gestión es que no conoce cómo funciona el sistema productivo de carne.
La exportación no compite con el mercado interno. Del porcentaje total de faena, el 30% se exporta y el resto es mercado interno. De ese 30%, el 70% va a China, vaca descarte.
Resumiendo, el problema es de costos, por un lado la suba de los commodities y por otro, la escasez de terneros.
OBRA: Entonces ¿Cuáles serían las recomendaciones en materia de política pública que debería hacer el gobierno para poder bajar el precio de la carne en el mercado interno?
Lo primero que tendrá que hacer es consultar a gente que esté metida en el negocio de la carne y entender que el 60-70% que se consume en el mercado interno se vende en carnicerías de barrio. Esto da una potencialidad terrible.
Otro factor es la cantidad de corte que tenemos, nos permite varias cosas.
La secretaría de comercio podría tener una aplicación o cualquier registro de inscripción de las carnicerías de barrio, para que ofrezcan cortes baratos por un par de días, para que cualquier ciudadano pueda acceder a la compra de cortes baratos.
Hay cortes que no salen todo el año, y si de pronto se largan ofertas masivas para comercializar en las carnicerías, no haría falta subsidiar nada.
Se nota del gobierno un desconocimiento total del sistema.
Con respecto al acuerdo de precios muy ínfimo y minoritario de enero, se huele una presión, un lobby del grupo exportador sobre todo AB, a quien le dijo primero que iba a cerrar exportaciones. Y luego de que había que hacer medidas para que solo las plantas puedan exportar. Y estas son palabras del mismo grupo exportador.
«Un gobierno que dice que es beneficioso para las mayorías, termina haciendo una política que solo beneficia a los oligopolios».
El mercado de la carne es de “casi competencia perfecta”. Hay miles de oferentes (carnicerías) y millones de demandantes. Y si de pronto lo concentras en pocos jugadores, terminan transformando el negocio de competencia perfecta en un negocio oligopólico. Con las consecuencias negativas que eso trae.
La tendencia a comercializar el corte, es positiva, pero hay que dejar que el sistema se modernice, con algún incentivo. Pero no obligar, porque sino solo beneficia al grupo exportador que está preparado para el desposte y así eliminar a los demás jugadores.
Hay que conocer cómo funciona, cuáles son las fortalezas y en corto plazo, ofrecer cortes populares y luego medidas a mediano, créditos blandos para productores de cría, para la fábrica de ternero, retengan sus vacas, renueven, mejores eficiencia productiva, mejorar la parición y destete. Se puede crecer en producción pero con políticas ayudando al productor.
Y también quiero valorar muchísimo al consumidor argentino, que viene con el bolsillo caído, crisis económica, caída tremenda del poder adquisitivo, pandemia, etc. Hay que sacarse el sombrero, estamos consumiendo 45 Kg /hab/año. Es uno de los índices más altos del mundo.
Es importante tener mercado interno, porque es lo que sostiene la exportación. Se articulan y se necesitan. Por eso la propuesta de cortes cortes populares que se pueden vender más baratos.
OBRA ¿Cómo ve a los actores de este sistema? ¿Cuál es el sector más concentrado de la cadena?
Siempre hay grupos que hacen lobby y preocupa que el gobierno preste mucha atención a este sector. Llama la atención. Quisiéramos que lo asesoren mejor al presidente. Sabemos que el tema es la pandemia, pero debería tener mejores asesores, capacitados. Dice palabras del mismo lobby exportador, que hay dejar exportar solo a las plantas habilitadas y no a los productores o grupos de productores. Estos tienen que vender al frigorífico exportador su producción. Esto preocupa.
Mientras más jugadores tenga en un mercado, más libre va a ser la competencia y por ende más sano el mercado.
Y luego la insistencia en medidas de obligar a cambiar de fondo un sistema de comercialización que llevan a concentrar el negocio. Esto perjudica, menos productores, más cara la carne.
Sería una pena que se concentre en pocas manos, y que se lleve a un mercado oligopólico. Necesitamos producir más proteína animal cuando pase esta pandemia. Pero cerrar las exportaciones no va a solucionar el problema ni en el corto ni mediano plazo.
Dinamizar la comercialización de cortes si se podría solucionar en el corto plazo. Y en el mediano, utilizar varias estrategias con propuestas al productor, que sigue produciendo, que sigue siendo optimista.
Ni hablar del consumidor que sigue siendo fiel al consumo de carne vacuna.
OBRA ¿Qué mensaje quiere dejarle a los productores?
Yo soy pesimista en lo objetivo y optimista en lo subjetivo. Siempre pienso en las posibilidades de desarrollo de la ganadería argentina. Capacidad de exportar, la calidad viene mejorando, tenemos el mejor cliente que es el mercado interno. No hay problema de cobrabilidad. Pese a la crisis, la gente sigue comprando. Esto es muy valioso, tenemos la vaca, y fuera de la tranquera tenemos quien la compre. Hay que ser optimista, vamos a pasar esta situación.
Hay que tratar de ser eficiente, prever los riesgos climáticos, de precios y políticos dentro del esquema productivo hay que considerarlo. Para en este caso, pensar alternativas para la vaca que íbamos a mandar a China, ver que alternativas tenemos para ese animal. Lo qué pasa si..
La hacienda subió un 90-95%, la carne un 65%. la cadena minorista absorbió un 30-35%. Esa es la capacidad de resiliencia, que soportó semejante caída de rentabilidad. Hay que valorarlo.
Y por último, ser optimista, el mundo nos espera, y el fiel consumidor interno también.
Es el análisis más acertado. En cuanto al gobierno debe asesorarse mejor, no solo en el tema carne si no en otros productos de consumo que no paran de aumentar.
Con un gobierno de ineptos y corruptos no se puede tener una perspectiva a largo plazo, seguro arreglaron con el grupo AC para que les den una porcion del negocio , como ya lo hicieron seguramente en el pasado con el grupo JBC, cuando cerraron la exportacion la vaca conserva no valia nada y despues les habrieron la exportacion de enlatados, negocio para Cristina