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Vitivinicultura: La Economía Circular llegó para quedarse

28/09/2020
en Economias Regionales, General, Inicio, Noticias Propias, Vitivinicola

Estamos frente a un cambio de paradigma en el agro, en donde no solo alcanza con reducir los costos, ser rentables y producir cada vez más, sino que es necesario ser sustentables en lo que hacemos. Para eso, resulta imprescindibles ser eficientes en la utilización de la energía, y en la gestión de los residuos, en todas las etapas de los procesos productivos, para poder cuidar la biósfera y la biodiversidad.

Las economías regionales no están exentas a esos nuevos procesos, y para lograr esa eficiencia, la tecnología y la innovación son las herramientas que nos permitirán acceder a los sistemas agro bioalimentarios del futuro. La economía circular propone un nuevo paradigma que modifique la forma en la que actualmente producimos y consumimos. Frente a la economía lineal de extracción, producción, consumo y desperdicio, la economía 360 alienta un flujo constante, lo que supone una solución virtuosa, en la que los residuos puedan ser utilizados como recursos para reingresar al sistema productivo.

En el proceso de producción de uva y de elaboración de vino, se producen grandes cantidades de residuos de orujo y se consumen grandes cantidades de vidrio al momento de fraccionar y embotellar. En Argentina se produjeron 25,2 millones de quintales y 13,5 millones de hectolitros de vino. Se estima que al menos el 10% de la producción de uvas se transforma en orujo. En general el orujo de uva ha sido considerado un subproducto de las bodegas con destino a la industria del destilado para la obtención de alcohol o grapa. Es por muchos considerado un agente de contaminación.

Actualmente existen varias líneas de investigación en las que se evalúan los diferentes usos  de este el principal residido de la industria. Agrónomos de la Cátedra de Terapéutica Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, han ensayado al orujo como abono al suelo y han encontrado un efecto positivo contra los nemátodes del suelo, parásitos tipo lombrices microscópicos que infestan las raíces y son transmisores de virus.

Por otro lado, científicos rosarinos investigaron las formas para extraer enzimas del orujo y reutilizarlas en otras actividades. A demás Científicos de Conicet-Rosario estudian la reutilización del orujo, principal desecho de la producción del vino, para extraer una enzima de alto valor agregado y disminuir la cantidad de residuos que se liberan al ambiente.

A nivel mundial el desperdicio de los desechos generados por los alimentos hortícolas liberan gases de efecto Invernadero. El Portal Bioeconomía publicó que en algunos países vitivinícolas como Australia, el orujo, que es el desecho de uva luego del proceso de vinificación, es el grupo de residuos hortícolas más grande y representan el 26% de los desechos agrícolas anuales.

En este sentido la utilización de la economía circular aporta soluciones a muchas de esas problemáticas. A demás el portal indicó: “En ese mismo país Un grupo de estudiantes del Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT) en Australia, desarrollaron T’Wine, una botella de vino de 750 ml de origen biológico, biodegradables completamente al final de su uso y un 50% más liviano y un 25% más pequeño que las botellas de vidrio convencionales, lo que permite optimizar la logística de venta del vino.”

Para crear T’wine, los investigadores elaboraron el biopolímero PHB a partir de subproductos de la vinificación: orujo de uva, CO2, etanol y agua. El PHB tiene propiedades similares al poliprileno (PP), un plástico común para el envasado de alimentos, pero se descompone fácilmente en la naturaleza. Las botellas se pueden rellenar en cualquier bodega y sus etiquetas contienen un código QR que les permite cambiar dinámicamente cuando se rellenan. Al final de su vida útil, se pueden convertir en vermicompost para la agricultura.

Esta última alternativa de utilización de orujo permitiría no solo transformar de forma sustentable los “desechos” vitivinícolas sino que también podría aportar a regular los niveles de concentración en la industria del vidrio, que, como mencionábamos en nuestras notas anteriores, está liderada por 3 empresas.

Hasta hace muy poco parecía una utopía poder utilizar los desechos de la producción para poder agregarle valor e industrializarla. Hoy es posible y tiene el  beneficio final de reducir las emisiones de gases de Efecto invernadero, hoy es una realidad. La Economía 360 llegó para quedarse y ser parte de los nuevos sistemas agrobioindustriales, propone entonces una alternativa para Mitigar la el cambio climático, salir de la pobreza y, porque no, dar de comer al mundo. El futuro ya llego.

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Tags: vinovitivinicultura

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