Quedó explícito la capacidad y escala, en términos de investigación, conocimiento y desarrollo científico-tecnológico de Argentina nivel local, regional y mundial. Producto de un trabajo acumulado de conocimiento estratégico, impulsado por nuestros científicos, universidades, institutos, de carácter público y privado, que de manera mancomunada ubica a nuestro país entre los diez del mundo con posibilidad de poner en órbita tecnología satelital y de alcance biotecnológico.
El lanzamiento del Saocom 1B, gemelo del Saocom 1A lanzado en 2018, fue un éxito. Tras más de 20 años de esfuerzo y decisión, el último domingo de agosto 2020, se concretó la puesta en órbita desde Cabo Cañaveral. Materializándose la tarea de científicos y técnicos argentinos, encabezados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) en conjunto con el Invap, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Agua (INA), la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y otras 80 empresas.
El SAOCOM es uno de los pocos satélites con una antena radar en Banda L, solo Japón tiene uno similar. El novedoso Radar de Apertura Sintética (SAR) es capaz de atravesar las nubes, la vegetación y parcialmente el suelo, al trabajar con microondas en banda L del espectro electromagnético, lo que le permite ver mucho mejor y con más precisión lo que sucede en la tierra, aquello que no pueden los tradicionales satélites ópticos
Este conocimiento es clave para la producción agropecuaria, ya que ayudara con datos de mayor precisión. De esta forma y evitando sesgos se podrá medir, estudiar y observar la humedad de los suelos para optimizar los momentos de siembra, labranzas y actividad agropecuaria, evitando riesgos o fracasos al momento de planificar en las temporadas o ciclos de nuestros cultivos. Con esto de forma objetiva podrán observarse milimétricamente, pixel por pixel grandes superficies, e identificar suelos sobrecargados por estrés hídrico (producto de inundaciones), o momentos críticos como sequías por falta de lluvias. En términos bioeconómicos y de sustentabilidad, será clave para evitar desgastes, degradación, agotamiento de suelos innecesarios al momento de sembrar.
No solo permitirá el estudio en superficies de la pampa húmeda, sino también el seguimiento científico de humedales, regiones semiáridas o de secano donde la actividad agropecuaria es crítica. Más aún, en momentos de prolongadas sequías, como las que hoy atraviesan el país con importantes pérdidas ambientales a raíz de los incendios.
SAOCOM es un ejemplo de política pública a largo plazo, es el camino por donde hay que avanzar. La unión de lo virtual con lo real y lo biológico, deja de ser una utopía, como algunos pensaban cuando lo escribíamos hace un tiempo atrás. También es realidad el que el campo argentino es de alta competitividad global y que su rol en el futuro próximo será clave en la producción y abastecimiento agroalimentario mundial.
Vamos rumbo a la ampliación de la frontera agropecuaria, a batir récord de cosechas y de producción. Sin lugar a duda la industria 4.0 va a ser una nueva revolución productiva, como lo hizo la siembra directa y la soja RR, solo resta que las políticas públicas en materia de infraestructura, conectividad, electrificación, financiamiento, impositiva, capacitación y educación, entre otras. En fin, que estén a la altura y nivel de la de ciencia y tecnología que hoy circula.
Porque claro, si en el futuro del agro no se encuentran los productores, el campo se va a convertir en un universo de alimentos sin hombres, donde darán vueltas robots y maquinas solas como los gemelos en órbita.