Con un 25% de avance de la cosecha, la Bolsa de Comercio de Rosario estima un nuevo recorte en la producción de soja alcanzando ahora los 50,5 M de Tn y lejos de los 55 M de Tn que se pronosticaban en febrero. El rinde nacional promediaría 30,1 qq/ha, sobre un área sembrada de 17,32 M de ha. En cambio, a pesar de la falta de agua, el maíz solo cedió 200 mil Tn y va por 49,8 M de Tn. Alcanzando, de esta manera, el segundo mejor rinde en la historia del cultivo con 81,16 qq/ha de promedio, el avance de cosecha para este cultivo ya alcanza el 30%.
Más allá del panorama bastante alentador para los granos, y pese al incremento del 20% en las exportaciones de pellets y harinas proteicas (que totalizaron 33,7 M tn) y de un 26% en los aceites vegetales en 2019, los biocombustibles sufren por segundo año consecutivo recortes en las estimaciones de producción, consumo y exportación.
Patrick Adams, director ejecutivo de la Cámara de Bietanol de Maíz, resume en pocas palabras la situación del sector: “Es una tormenta perfecta: cayó 80% la demanda de las petroleras porque a ellos le cayó demanda de naftas. Pero además tenemos el precio congelado hace 5 meses. Tenemos las plantas paradas y la situación es crítica y desesperante. Estamos intentando hablar con las autoridades pero sin éxito, porque nos enfrentamos a gente cerrada, que no entiende y no escucha”. El sector involucra a 75 mil personas, una industria que invirtió en el etanol de maíz 550 millones de dólares.
El gran freno en la actividad a partir de la cuarentena implica menos demanda de nafta, lo que impacta por lógica en la demanda de petróleo. Más la caída del 10% en el precio internacional del petróleo, y la consecuente reducción en el corte obligatorio de los hidrocarburos, estimada en un 7%. Esto arrastra también a la producción de biocombustibles. Sumado a la falta de incentivo a la producción de renovables, desde hace ya varios años que se vienen priorizando a los fósiles. Este combo ha llevado a una producción estimada de 1.560.000 toneladas. La caída en el consumo local de combustibles afecta efectivamente más al sector de los renovables que a las petroleras. En lo que respecta al consumo doméstico de Biodiesel, se ubica por el momento en 830.000 toneladas, lo que implica una caída del 27% interanual.
Las exportaciones, por su parte, se estiman en 700.000 toneladas, reducción del orden del 31%. Según indica el informe de la BCR esto es debido, en primer término, a una reducción del consumo de diésel en la zona comunitaria de Europa y, en segundo lugar, la debilidad de los precios de este combustible (diésel). Recordemos que el biodiesel ingresa a Europa con un precio mínimo establecido oficialmente. A demás continuarían prácticamente cerrados los mercados de Estados Unidos y de Perú por la existencia de barreras arancelarias extraordinarias muy elevadas.
Por su parte, el próximo 12 de mayo de 2021 vence la Ley 26.093, que establece el Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles.
Como propuestas para la recuperación desde el sector plantean: regular la legislación vigente, cumpliendo el porcentaje de corte de combustibles fósiles (10%), incrementar el mismo al 15%, darle mayor competitividad en el mercado externo, Europa, Estados Unidos y Perú.
Mientras el virus sigue generando incertidumbre global el Estado Nacional debería cuidar e incentivar las actividades de avanzada en términos tecnológicos y de agregado de valor, cuidando y potenciando el empleo local y generando la mayor sinergia de autoabastecimiento y sostenimiento productivo, disminuyendo así también la dependencia externa. Industrias jóvenes y fuertes del sector agropecuario son fundamentales para alcanzar un desarrollo federal y potenciar la diversificación exportadora de los excedentes.