Hace unos días atrás hablábamos del panorama de la pera y la manzana, y su freno al ingreso de estas a Brasil, debido a la plaga de “carpocapsa”.
Se renuevan las negociaciones, pero es muy complejo si quienes están para llevar adelante los mecanismos de prevención y control en Argentina, poseen serias restricciones presupuestarias. Y el “castigo” solo es para productores, cuando quienes deberían estar más “atentos” son también los exportadores.
Ahora se suma que “naranjas y mandarinas” no tendrán el volumen esperado de exportaciones, debido a que a los altos costos de producción se le suma la disminución del reintegro a las exportaciones.
Según Mariano Caprarulo, director ejecutivo de la Cámara de Productores Exportadores de Cítricos del NEA, no se podrá superar las 40.000 tn. por lo que considera que los volúmenes exportables no serán relevantes.
Existen algunos mercados potenciales e interesantes como el de la UE pero es exigente en cuanto a calidad y sanidad, según mencionan en la Cámara.
Aquí subyace el problema “ácido”, y es que en un país donde los recursos naturales tienen una potencialidad extra por la región y las condiciones agro climáticas, las exigencias de calidad y sanidad sean un impedimento, hablan de la “falta de decisión” para abordar la cadena de producción de forma integral. Contemplando todos sus eslabones, evaluando fortalezas, debilidades y estar a la altura de las oportunidades también.
La pregunta que sigue es ¿qué pasa con las competencias del SENASA? y ¿cuáles son los temas a tratar en las mesas de competitividad?
Señores, empecemos hacernos estas preguntas, si queremos resolver nuestros problemas de fondo, para que la acidez sea solo una característica de nuestras frutas.