Hace un tiempo ya venimos relatando la crítica situación que vienen atravesando las economías regionales del país, la vitivinicultura no es la excepción. “Así como la vitivinicultura tiene problemas de sobreoferta y precios bajos, otras economías de nuestra región padecen las mismas y otras adversidades”, publicaba Coninagro en su twitter esta semana.
La cadena de valor vitivinícola representa el 2% del Producto Bruto Agrícola, cuenta con 11 mil productores y genera empleo genuino para más 75 mil personas solo en la provincia de Mendoza que es donde se concentra el 70% de la producción nacional. En el inicio una cosecha que, en términos de volumen, se encuentra alrededor de los 23,5 Millones de quintales, según estimaciones del INV, la situación está muy complicada.
El problema tiene varias aristas. Por un lado, se encuentran los productores, con elevados costos de producción, que rondan entre los 80.000 y los 120.000 $/Ha según el tipo de producción. A lo largo de 2018 solo el incremento en la tarifa eléctrica fue del 58% y el de combustible fue de 72%. Con precios para el vino bajos, que no alcanzan para cubrir los costos, la Bolsa de Bomercio de Mendoza indica que al 19 de febrero el precio del vino tinto genérico es de 1.589 $/Hl.
Por otra parte, se encuentran las reducciones en la comercialización, las exportaciones de fraccionado entre enero y diciembre del año 2018 disminuyeron un 2,7% respecto al mismo período del año anterior. A esto se le agrega la suba en los reintegros a la exportación y las retenciones. Como si fuera poco, el mercado interno también se vio retraído, con una merma del 6% a lo largo de 2018, el consumo per cápita ya está en los 18 ,9 litros/ persona y viene bajando desde 2015.
A los problemas de producción y comercialización se agrega ahora el sobre stock vínico, el INV prevé una existencia 6,9 Millones de Hectolitros al 1 de junio de 2019. Si a esto se le suma la elaboración de vino que se proyecta alrededor de 13 Millones, hace un acumulado de 20 millones que luego de comercializados, generarían un excedente de 3 Millones de Hl. Que lógicamente deprimen el precio de la uva. Entonces, frente a la baja en el consumo interno y la falta de competitividad en materia de exportaciones, ¿A dónde se coloca ese excedente?
Tal parece que hasta ahora las medidas implementadas no alcanzan para dar una solución de fondo: “Las medidas anunciadas por el Presidente no son suficientes para el sector. Fundamentalmente necesitamos que baje la presión impositiva, porque hoy en Argentina es muy alta y en la vitivinicultura se nota mucho más por la gran cantidad de mano de obra empleada. Esperábamos un rebaja en la retenciones a las exportaciones y un aumento de los reintegros, que es lo que necesitan las economías regionales para poder exportar fuertemente.” comentó el Presidente de FECOVITA, Eduardo Sancho.
Es así que el gobierno de la provincia de Mendoza presentó esta semana en la legislatura un proyecto de ley denominado “Fondo anticíclico vitivinícola”, con el objetivo de estabilizar a la industria y regularizar el mercado en un término de 4 años. El instrumento será la toma de endeudamiento que permita al Poder Ejecutivo la intervención directa en el mercado, para capitalizar el Fondo para la Transformación y Crecimiento como así también las herramientas financieras que dispone el Gobierno en Mendoza Fiduciaria S.A. El proyecto busca intervenir en el mercado de uvas, mostos y vinos por medio de operativos de compra por un Millón de pesos por cada ejercicio de vigencia del Programa. Si bien aún no se encuentra aprobado y la disputa central es el origen de los fondos, los industriales están a favor de la medida. Y esperan que ese monto sirva para incentivar las exportaciones.
Son muchas las necesidades del sector, y muchos los intereses en juego, esperemos que esta medida sirva para incentivar a la cadena en su conjunto y que se sea el puntapié inicial para que el sector sea más competitivo pero sobre todo más justo.