El campo es el responsable de más del 50% de las exportaciones de la Argentina, es decir que gran parte de las divisas que ingresan son producidas en el sector agropecuario y en la agroindustria, con lo cual hablar del agro es hablar del principal sector productivo para la economía argentina.
Según el INDEC, en 2017 los números de divisas generados por el agro fueron más de u$s 29.000 millones, los tres principales complejos agropecuarios son el 49,7% de lo exportado: el oleaginoso, que participó en el 31,7% aportando u$s 18.523 Millones; seguido por el complejo cerealero que generó u$s 7.628 Millones y una participación del 13,1%; y en 3° lugar el complejo bovino que aporto u$s 2.873 millones entre carne, cuero y lácteos, con un aporte del 4,9%.
La participación total del agro en las exportaciones de 2017 fueron del 56%, sumando el resto de las actividades como frutihortícola, uva, avícola, ovino, etc.
En el año 2018 los datos del primer semestre que muestra el INDEC, ubican al campo como responsable del 54% de lo exportado, a pesar de que las principales actividades agrícolas sufrieron la peor sequía de los últimos 50 años. Sin lugar a dudas, esta variante climática fue la gran protagonista del pasado año, produciendo caídas de rindes y de cosecha que nos llevaron a tener la peor cosecha de los últimos años.
La perspectiva para la cosecha 2018/19 apuntaba a sembrar alrededor de 37 millones de hectáreas, con una inversión del productor para cubrir la implantación de esa superficie alrededor de los u$s 10.000 millones. Y aclarando que con condiciones climáticas normales, se podría obtener un valor bruto de producción cercano a los u$s 25.500 millones. Ante esta expectativa y con la apuesta realizada, no dejamos de observar estupefacto como la lluvia nos ahoga los sueños.
También lo que la lluvia está dejando ver es la falta de una política de estado seria y a largo plazo, en un país cuya principal actividad generadora de divisas no tiene plan para enfrentar las inclemencias climáticas.
No es serio que los diferentes gobiernos que ocupan la Casa Rosada carezcan de decisión política para afrontar la variante climatológica. Argentina es un país en el cual la tecnología aplicada al agro no escatima halagos y reconocimientos a nivel mundial. Diferentes organizaciones del sector han hecho y hacen aportes profundos a mejorar la actividad productiva. Es decir que material técnico sobra, y productores audaces para implementarlos también. El conocimiento para dominar la naturaleza no es una carencia en nuestro país, como tampoco la audacia para implementarlo.
Entonces, ¿qué le falta a nuestro país para que el clima no sea una variante sujeta al azar?
Falta la decisión unificada de la dirigencia política argentina para desarrollar un plan estratégico que incluya a todas las actividades productivas y sus productores, que los vincule con el mercado interno e internacional, y que ponga la ciencia y la tecnología en pos de desarrollar la infraestructura necesaria para que el clima sea una variante controlable y no un azar de la providencia.
El acostumbrarse a los cambios climáticos no está en el plan de ningún productor, el plan es el mismo que el de nuestros abuelos: ponerle el cuerpo a construir la Nación Argentina.