Sin lugar a dudas el tema de la semana, y del mes, han sido los anegamientos e inundaciones producto de las abultadas y extendidas precipitaciones, que en la mayoría de los casos ya superaron la media mensual. Los daños climáticos afectaron a varias provincias entre ellas Chaco, Santiago del Estero, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, también a Buenos Aires y Córdoba, lo que provocó pérdidas millonarias para el campo.
Frente a la gravedad de la situación, el presidente Mauricio Macri se hizo presente en el NOA y recorrió algunas de las zonas afectadas, pero el mensaje que emitió no fue del todo alentador, mencionó que “había que acostumbrarse a las inundaciones en los distintos puntos del país”. “Esto va a suceder, seguramente, reiteradas veces a lo largo del año porque como dije es un fenómeno que está ocurriendo en el mundo entero”.
Estas declaraciones cayeron como balde de agua fría a los representantes de las entidades del campo. Carlos Iannizzotto, presidente de CONINAGRO, afirmó: “Ante los desafíos no tenemos que resignarnos. Lo que debemos hacer es buscar rápidamente alternativas financieras y de infraestructura para solucionarlos y de esa forma tener más trabajo, más empleo y más producción”. A demás, previamente esta semana la entidad, mediante un comunicado, transmitían su preocupación “La falta de planificación y ejecución de obras, con problemas de infraestructura que genera al campo un daño con altos costos y una ley de emergencia agropecuaria que no alcanza ni es suficiente, aunque es necesario que se aplique lo antes posible. El Estado debe invertir en obras hídricas, visibles, energéticas y habitacionales para el campo”. Además solicita la puesta en marcha de un seguro anti riesgo y otorgar de manera urgente una línea de crédito excepcional a los productores afectados por las inundaciones.
Frente a los dichos de Coninagro, Etchevehere respondió, “ llama la atención el desconocimiento de y la falta de información que tiene coninagro sobre lo que está haciendo el Gobierno para enfrentar las inundaciones”, “ no es momento de hacer declaraciones para la tribuna, sino de trabajar”.
Por su parte los integrantes de la mesa de enlace manifestaron su postura: «han desnudado una vez más las ineficiencias de los tres niveles del Estado para planificar, ejecutar y coordinar obras de infraestructura o mantener las existentes. Se trata de omisiones y negligencias graves que no solo dañan la producción sino que, incluso, ha costado vidas humanas», en la misma línea integrantes de la asociación de la cadena de soja Argentina ACSOJA dijeron: «Si bien estamos frente a un fenómeno climático irremediable, el mismo se puede prever de cierta forma desde lo estructural y paliar con medidas acordes. En este sentido, es prioritaria una actualización de la ley de emergencia que contribuya a dar una solución real y concreta para salir de la difícil situación que atraviesa el productor. Por otro lado, también es necesaria una urgente puesta en marcha de un sistema de seguros multirriesgo que socorra a los productores y evite el quebranto».
Hasta acá todas las voces y posturas contrapuestas, queda claro la posición de cada sector respecto a este tema, lo que realmente se desconoce es cuál será el camino a seguir. Hasta ahora solo en el norte de Santa Fe, las estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario indican que los productores agropecuario perderán ingresos brutos por 230 Millones de dólares en los cultivos de Soja,Maíz, sorgo, girasol y algodón.
Recordemos que el problema del agua no es de ahora, el año pasado tuvimos sequía provocó pérdidas de 30 millones de Tn y la inundaciones afectaron a la soja en cosecha,
Si el campo es proveedor del 60% de los ingresos de divisas al país en concepto de exportaciones de productos agroindustriales y el gobierno espera obtener una buena cosecha cuyas ventas nos permitan salir del déficit fiscal y de los problemas económicos, entonces el tema del agua debiera estar hoy en la agenda del Estado, instrumentando acciones que permitan por un lado paliar las pérdidas y por el otro generar acciones para que a largo plazo, los excesos o la falta de agua no signifiquen un problema, porque de otra manera seremos los argentinos quienes tenemos que acostumbrarnos a que el campo pierda su cosecha.