Aunque para la vitivinicultura el fin de año es el comienzo de una nueva cosecha, es inevitable realizar un balance y como lo anuncia el título, cierra el año pero los números no.
El semáforo de economías regionales de CONINAGRO anunciaba en noviembre que la vitivinicultura acumulaba el 10° mes consecutivo en rojo, las ventas en mercado externo también acumulan 10 meses con resultados negativos presentando una disminución acumulada del 6,8% en lo que va del año.

La situación de crisis que atraviesan los productores tiene un doble origen, por un lado la abismal suba de los costos (producido a su vez por varios factores), pero por el otro la caída de los ingresos del productor, ya que, a contramano del reto de los productos, el precio del vino pagado al productor respecto al 2017 ha disminuido, el vino tinto genérico por ejemplo paso de 12,49 $/Lt en noviembre de 2017 a 9,95$/Lt, una reducción del 19% . SI, así como lo lees: el precio del vino bajó.
El estudio de Ingresos y costos elaborado recientemente por el observatorio de Economías regionales de ACOVI analiza estas dos variables. Por el lado de los ingresos, el precio del vino tinto genérico y del blanco escurrido son inferiores a los de diciembre de 2017,” hoy un productor de vino tinto genérico requiere que el precio de su producto sea un 85% mayor para poder adquirir la misma cantidad de bienes y servicios que compraba hace un año. En cuanto al productor de vino blanco escurrido, requiere que el precio de su producto sea un 82% mayor para poder adquirir la misma cantidad de bienes y servicios que compraba hace un año,” analiza el estudio.

En el otro extremo de la ecuación se encuentra el costo de producción que se incrementó un 37% según lo indica el informe. En la composición de dichos costos se observa que todos sus componentes han sufrido subas:
-Los agroquímicos: El impacto de los mismo sobre el costo de producción aumentó un 80% interanual, los precios del glifosato y del fosfato diamónico subieron un 206% y 145%, estas fueron provocadas tanto por las modificaciones en el tipo de cambio como por el aumento de los precios.

-El combustible se incrementó en un 72%, el gasto en combustible representa el 16,4% de los costos totales, exhibiendo un incremento de 61% interanual.
-La tarifa eléctrica lo hizo en un 51% a lo largo del año lo que provoca que el costo en la actividad de riego se haya incrementado un 27%.
-La mano de obra (que impacta en un 57% en la composición de los costos) ascendió un 25%.
Y como broche de oro una inflación del 47% y un aumento del tipo de cambio del 106%
Los números son contundentes: los ingresos y las ventas bajaron, los costos subieron. El sector vitivinícola cierra un año con los números en rojo, pero con la esperanza de que en el 2019 se pongan en marcha los mecanismos para que la actividad repunte, sabiendo que la capacidad y el empuje de los productores sigue intacta.