Un experto analista del IPCVA durante una jornada el año pasado, explicaba a los asistentes que la retención de vientres está vinculada a dos factores,por una lado la ganancia real, lo que al productor le llega a su bolsillo, pero por otro lado ésta se encuentra relacionada a la expectativas que estos tienen hacia los futuros ciclos.
Si bien, durante el 2018 solo el tercer trimestre mostró un porcentaje de faena de hembras (46,1%) que realmente muestra una fase de liquidación, ya son 8 los trimestres consecutivos en donde la faena interanual de hembras ha demostrado una suba.
Por su parte el mes de noviembre con un porcentaje de 46,8% puso al décimo primer mes del año en fase de liquidación de vientres. Analizando las categorías que se han visto afectadas, la importancia relativa de las vacas y de las vaquillonas en la faena total, ha llegado a 17,7% y 13,4% del total, respectivamente cuando 12 meses atrás habían representado el 16,2% y 11,7% del total. Corrieron con mejor suerte las terneras, pasando de 16,6% a 15,7% de la faena total del período analizado.
Claro está que las afirmaciones del docente son reales, se ha dado una caída del poder adquisitivo del ternero y llega menos dinero al bolsillo del productor, con una producción de cría que sufre una fuerte descapitalización, el segundo factor “las expectativas” ya se cansaron de esperar el segundo semestre.