La campaña agrícola 2018/19 promete ser récord, y en medio de la guerra comercial entre EEUU y China, el mercado se presentaría con un escenario casi perfecto para la producción de cereales y oleaginosas para la Argentina… si los climas acompañan.
El ejemplo del trigo que ya lleva vendido más de 6 millones de toneladas, 60 días antes del comienzo de la cosecha, según la Secretaría de Agroindustria. Parece ser el anticipo de lo que sucedería con la cosecha gruesa.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la campaña 2018/19 llegaría a un volumen de cosecha total (fina y gruesa) de 126 millones de toneladas, sobre 33 millones de hectáreas sembradas. Parece que la vuelta de las retenciones a la exportación no afectarían las intenciones de siembra de los productores, quienes invertirían alrededor de u$s10.700 millones, estiman desde la Bolsa.
Es decir que desde el sector productivo de la agricultura nacional el esfuerzo y el riesgo, que implica cada campaña agrícola, están asumidos y apuestan a una gran campaña. Sin embargo el gobierno no estaría en la misma sintonía.
Por lo menos así parecen verlo los CEO locales de Cargill, Bunge, Glencore y Cofco, las principales empresas exportadoras de grano. Quienes, en el Congreso de Acsoja, criticaron los cambios en las retenciones que castigan el agregado de valor, y las dudas o reglas cambiantes que en este tema muestran desde el gobierno nacional. Manifestando que el escenario actual no alienta un clima de inversión.
“Con los últimos cambios en los derechos de exportación, perdimos consistencia y coherencia. Nos equivocamos feo y el timing es difícil de entender, porque se tomó esta decisión en medio de una guerra entre Estados Unidos y China, que generaba oportunidades para la producción argentina”, planteó el CEO de BUNGE, Raúl Padilla.
Mientras que el vicepresidente de CARGILL, Fernando Cozzi, recordó que la Argentina es líder global en la cadena de la soja, a partir del trabajo articulado entre las empresas y los productores. “Pero cuidado no estamos condenados al éxito. En los últimos diez años pasamos de tener una participación del 20% en este mercado y ahora estamos en un 15%, con una cosecha de 55 millones de toneladas”, advirtió. Señaló como preocupante la distorsión impositiva entre los productos con agregado de valor como harinas y aceites, respecto a los porotos sin industrializar, mientras hay países que están montando sus propias plantas de molienda.
Gancberg, CEO de Glencore, reconoció que la volatilidad de la política argentina hace difícil conciliar proyectos de largo plazo. “Claramente, hoy la Argentina no es un país en donde invertir, porque se grava el agregado de valor… Las políticas fiscales no tienen que atacar la generación de valor”, insistió. Remarcando que EEUU, consume el 80% de su producción de soja. “Nosotros somos el mayor exportador de harina y aceite del mundo, pero deberíamos utilizar más para producir valor dentro del país, sobre todo en el interior”, planteó.
El panorama para el sector es muy alentador, los privados están poniendo lo que tienen que poner, el clima será clave. Sólo resta que el equipo del gobierno nacional disipe las dudas, que hechos como el incluir los artículos 83 y 84 de la Ley de Presupuesto para 2019 mandada a la legislatura, los que sugieren que subir las retenciones hasta el 33% resulte una realidad posible.
Una campaña récord es posible, un gobierno con rumbo es necesario.