Con el lema «Competitividad con desarrollo», se realizó el congreso de MAIZAR, convocando a los diferentes actores vinculados a la cadena del Maíz y el Sorgo a debatir cómo la Argentina se reinsertará en un mundo cada vez más competitivo.
Los 24 paneles, 58 expositores (públicos y privados) y más de 1700 asistentes, dieron un marco excelente al congreso. «La adopción de tecnología de punta salvó al maíz», dijo Alberto Morelli, presidente de MAIZAR, en su discurso, ratificando el rol clave que el paquete tecnológico y biotecnológico tiene en la cadena productiva. Animándose a pronosticar para la presente campaña rindes promedios superiores al de las dos sequías anteriores, destacando que la mitad de los productores utilizaron tecnología de punta.
Los avances de la ciencia en materia de inteligencia artificial, genómica, robótica, Apps, agroquímicos, maquinarias, marcan la nueva era productiva, en la cual el conocimiento estratégico cumple un rol clave en el dominio de la cadena del Maíz y el Sorgo, al igual que en cualquier producción. El paquete tecnológico, nos permite conocer y cuantificar la cantidad de semillas, fertilizantes, agroquímicos y agua de riego que debemos aplicar y cuándo hacerlo, logrando modelos productivos cada vez más eficiente, en un mundo en el cual la demanda de alimentos crece exponencialmente.
El potencial productivo de nuestro país, cuando sumamos al paquete tecnológico las capacidades de los productores y los agroindustriales nacionales, hace de la cadena del maíz -junto a la soja y el trigo- una pieza fundamental para el desarrollo y crecimiento de la economía de la República Argentina. Sólo resta un plan del gobierno nacional que promueva las políticas públicas claras que marquen el rumbo de las economías agropecuarias y agroindustriales.
En el 208° aniversario de la Revolución del 25 de Mayo, encuentra preocupación en los productores. La incertidumbre de un Gobierno titubeante y condicionado por diferentes intereses externos, golpearon visceralmente al campo. La falta de contundencia en la ejecución de políticas para los productores se potenció con la tibieza discursiva ante el rumor de suspender la baja de retenciones a la soja y la aplicación de retenciones de alrededor del 10% para trigo y maíz, ninguna voz del gobierno se pronunció clara y firmemente, ni para desmentir ni para ratificar la noticia.
Lo que está potenciado por una campaña en la que se perdieron 20 M de Tn de soja y 10.5 M de Tn de maíz, en relación a la producción estimada al inicio, y con ellas un ingreso de divisas a la economía argentina de US$ 8.000 millones, acerca del 14% del total exportado por Argentina en el 2017 (U$S 58.428 millones). Esto tiene un fuerte impacto económico para las actividades ligadas a la actividad agropecuaria, efecto multiplicador que vaticina una caída en la actividad económica en general de la Argentina -comercial, industrial y servicios- cercana de US$ 6.000 millones, según estimaciones de la BCR.
Sin un gobierno fuerte y decidido, con políticas que promuevan el desarrollo de la economía nacional, con fuerte apoyo a los sectores productivos y agroindustriales, combatiendo la especulación financiera, controlar la inflación y promover la producción serán sólo metas incumplidas.
Mientras el campo, principal generador de divisas, parece un barco a la deriva, aún teniendo una capacidad productiva/agroindustrial y apostando a la aplicación de tecnologías de punta, espera por un gobierno que prometió más de lo que ha cumplido.