Desde la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) se emitió un comunicado del relevamiento de precios en góndola de varios productos, entre ellos frutas y verduras, donde lo que se puede observar es que sigue ampliándose la brecha entre el precio en góndola y el precio pagado al productor.
Según lo relevado por esta entidad, la brecha de precios subió 1,8% en febrero alcanzando un valor promedio de 4,52 veces. Los productos con mayores disparidades entre importe de origen y destino en el mes fueron: la pera con una distorsión de 8,71 veces, la manzana roja 8,35 veces, la calabaza 6,51 veces y el zapallito con una desigualdad de 6,02. Los cuatro elementos se ubicaron en el rango de brechas “muy altas”.
Pera: la diferencia subió 63,8% en febrero, de 5,32 veces en enero a 8,71. La causa fue la caída fuerte en los precios al agricultor (42,9%). Si bien se esperaba que los importes en origen bajen a partir de abril, con la llegada de la nueva cosecha, y después del aumento importante de diciembre, ese reacomodamiento se produjo en mayor magnitud y antes de lo esperado.
Pimiento rojo: la distorsión aumentó 34,1%, de 3,93 veces en enero a 5,27 en febrero (+1,3 veces). La variación se explica por el incremento en 24,2% en los costos al consumidor, combinado con un descenso de 6,4% en la compensación al agricultor.
Zapallito: la disparidad trepó 41,7% en el mes, de 4,25 veces a 6,02 (1,8 veces). La modificación se explica por el alza de 17,9% en los costos al público y una baja de 16,8% en la paga al cosechador.
Berenjena: la desigualdad ascendió 24,2% en el mes de 3,23 veces a 4,01 (0,8 veces). La alteración se explica por el derrumbe en 20,7% en los precios al productor mientras que los valores al cliente sólo retrocedieron 1,5%.
Desde diferentes sectores que atañen a la producción frutihortícola nacional se vienen discutiendo planes de lucha para visibilizar la grave situación productiva que están afrontando las economías regionales, ya que a pesar de varios pedidos formales ante diferentes carteras de gobierno, aun no se obtienen respuestas concretas para paliar dicha situación.
Los aumentos desmesurados de los costos energéticos, logísticos, impositivos y laborales, hacen que los productores opten por enterrar sus productos o directamente abandonen sus tierras, ya que no poseen la suficiente “espalda” para afrontar los desmedidos costos de producción.
Desde la otra punta de nuestro país, se habla de posicionar a la Argentina como proveedora de materias primas, pero esto no se concreta en términos reales cuando se ve cada vez más el agobio de productores, las soluciones y las políticas de largo plazo deben ser consideradas como parte de la agenda de gobierno para lograr esos objetivos de lo que tanto se habla en exposiciones y en mesas de dialogo.
Ser el supermercado del mundo, puede ser una arma de doble filo, ya que en nuestras góndolas se exhiben productos que no son los propios, sumado a que exige de políticas que contemplen a todos los eslabones de la cadena y así evaluar fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades, el mundo está cambiando y nos exige estar a la altura, no sin antes atender nuestra economía doméstica.