La sequía se hizo sentir en las estimaciones, la Bolsas de Cereales Porteña redujo la proyección de producción para soja a 42 millones de toneladas y pérdidas de área cosechable de más 700 mil hectáreas, sin descartar que las pérdidas de superficie continúen incrementándose en las próximas semanas. Para Maíz, proyectó 3 MTn menos que la última estimación, es decir 34 MTn para la campaña en curso.
Esto representa una disminución de 2.800 Millones de Dólares, según el economista jefe del IERAL de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón. Lo que representa casi 0,5% del PBI. Aunque los precios internacionales han ajustado al alza, esto no alcanza para amortiguar el impacto de la mayor sequia de los últimos 50 años, y las existencias de soja de la campañas anteriores, aproximadamente 10 Millones de Tn, serían lo que podría mantener el ritmo de los embarques.
Pero el efecto dentro de la economía nacional es contundente, con 20 millones de toneladas menos cosechadas entre soja y maíz, no se realizarán 700 mil fletes por camión, el encarecimiento de la oleaginosa y el cereal desencadenará un aumento de costos de alimentación en todas las producciones animales, las de carne, las de huevos y las de leche, y con ello los alimentos de la ciudadanía.
Ante este panorama, algunos sectores proponen bajar las retenciones. A 10 años del conflicto de la 125, parecería que el problema central del sector se encuentra en torno a un impuesto que el estado cobra como derecho de exportación.
Actualmente las retenciones corresponden a un 28,5%, con precios internacionales próximos a los u$s 400 por Tn, por lo que un productor con rindes de 20 qq/ha estaría dejando más de u$s 200, tornandose la situación de este productor, insostenible.
Ahora si a este productor se le disminuye 5 puntos las retenciones, como proponen algunos, ¿el impacto sería suficiente para paliar esta terrible campaña 2017/18?
Es probable que los mayores beneficiarios de una quita de retenciones en este momento, sean los productores que fortuitamente lograron rindes importantes, o quienes tienen existencia de campañas anteriores. Pero los productores duramente perjudicados por la sequía, los productores de leche, cerdos, aves o feed lot que ven aumentados sus costos productivos, los trabajadores y empresarios de actividades dependientes de la cosecha, o las familias argentinas a quienes se les incrementan los costos de los alimentos, lejos estarían de resolver la crisis de la campaña agrícola 2017/18.
Ya es hora que cada argentino comience a pensarse como un país unido, que busca resolver los problemas en conjunto, dejando de lado el bienestar personal, con un Estado al lado de los productores y los empresarios ejecutando políticas públicas desde lo municipal, lo provincial y lo nacional en post del bienestar de la Nación Argentina. Para que el Himno Nacional no sea solo una canción y sea una promesa a cumplir cada día, las provincias unidas del sur jurando con gloria morir.