CÓRDOBA.- Desde las economías regionales vienen planteando que el «costo argentino» pone en riesgo a varios sectores. En el caso del vino, uno de los productos emblemáticos del país, en los últimos cinco años el «costo país»subió 27% en dólares y es la principal razón de la caída del 10% en el volumen de las exportaciones.
La industria del vino tiene costos más altos que sus competidores
Competidores como Australia o Chile registraron una baja de entre 15% y 20% en el mismo período y sus ventas al exterior mejoraron entre 9% y 12 por ciento.
Los datos son parte de un trabajo del economista del Ieral, Jorge Day, que ratifica lo publicado por LA NACION respecto de las dificultades del sector para sostener su presencia en el mundo. El informe plantea que aunque los costos empezaron a acelerarse antes del 2010/11, las exportaciones empezaron a caer en esos años.
En cambio, en Australia y Chile -los competidores más directos-, España y Francia los costos en dólares disminuyeron, lo que les permitió bajar sus precios de exportación y empujar las cantidades vendidas. Sudáfrica, aunque no pudo incrementar sus ventas externas, registró una caída pequeña de costos.
En los Estados Unidos los precios aumentaron mucho más que sus costos internos, y aparte pudieron incrementar sus exportaciones. Day apunta que la relevancia de este tema es que, a nivel mundial, hay una tendencia a consumir más vinos importados. Tanto en los grandes productores europeos (Francia, Italia, España) como en la Argentina desde al menos dos décadas el consumo viene en baja.
Lo positivo es que en los Estados Unidos, Reino Unido y China crece la demanda, pero la media mundial se frenó. Mientras que 20 años atrás el 25% de los vinos consumidos en el mundo eran importados, ahora es más del 40%. Eso implica que la estrategia para los grandes productores, que sufren una baja local, sea continuar apuntando a los mercados externos por lo que es esencial que su costo país sea relativamente bajo, para enfrentar una competencia cada vez más dura.
En 2016 y el año pasado, la vitivinicultura argentina se complicó porque hubo dos cosechas muy pobres (caídas de hasta del 30%). No sólo hubo menos materia prima, que se tradujo en menor cantidad elaborada y exportada de vinos, sino además mayor costo de las uvas, lo que redujo la competitividad de las bodegas.
Además, el año pasado el dólar se rezagó con respecto a la inflación, elevando el costo país. En este 2018 la coyuntura le jugaría a favor del país, al menos por tres puntos: se espera una mayor cosecha (15%), que implica más materia prima con menores costos, a lo que se agrega la devaluación que redujo levemente el costo país en dólares.
La última cosecha en los países europeos fue muy baja, por lo que podría esperarse una mayor demanda de los vinos de sus competidores (como Argentina), que permita exportar más y a un mejor precio promedio.
Fuente: La Nación