El bloque regional sudamericano estimó que los bienes ofrecidos por la UE eran insuficientes; la UE ahora analiza la última propuesta; el Gobierno considera que la «ventana de oportunidad» para lograr un pacto vence en abril del año que viene.
El Gobierno había levantado la vara de las expectativas. Quizás por optimismo, varios de los negociadores locales creían que había posibilidades reales de concretar en el marco de la 11ª conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) un acuerdo político por el que se viene trabajando hace casi dos décadas. Eso ya a sido descartado.
La última oferta está ahora en manos de los poderosos comisarios de la UE de Comercio, Cecilia Malström, y de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan. Pero como contó ayer Aloysio Nunes Ferreira, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil a varios periodistas a la salida de las negociaciones en el Palacio San Martín los “mecanismos de consulta [de la UE] son más complejos” o menos flexibles que los que tienen cuatro países sudamericanos.
La situación pasó de un fuerte optimismo ayer por la mañana cuando el ministro de Producción, Francisco Cabrera, habló con la prensa en el Foro de Negocios en el CCK a cierta desilusión hoy por las tarde cuando cerca de los negociadores argentinos admitían que les costaba cerrar una declaración conjunta entre los bloques con los avances de las negociaciones. Algunos no descartaban terminar de pulir ese comunicado oficial incluso por Whatsapp. “Nosotros, como con ustedes, también estamos comunicados por vías electrónicas”, bromeó un negociador.
Entre esas cuestiones está qué productos ingresarían en qué canastas de desgravación (que tienen plazos diferentes), cuestiones de propiedad intelectual (muy sensibles para los laboratorios y los agroquímicos) y las compras gubernamentales, entre otros.
Sin embargo, y a pesar de los problemas enfocados en los productos agrícolas, en Cancillería tanto ayer como hoy los funcionarios rescataban el avance en el acceso para los productos de las economías regionales (limones, naranjas, mandarinas, merluza, vieiras, calamares, ciruelas, frutillas congeladas, huevos y miel, entre otros) y las cinco reuniones del Mercosur en las que participaron doce ministros y cinco jefes negociadores de ambos bloques.
Las fuentes del sector privado ligadas a la negociación indicaban ayer que la UE no había presentado ninguna mejora en etanol y carne como se había comprometido y estimaban que internamente en el Mercosur había diferencias significativas para el armado de las ofertas. Fuentes oficiales negaron ayer que hubiera fisuras dentro del bloque sudamericano. “Los cuatro países trabajaron al máximo de las posibilidades”, dijeron en el Gobierno.
Las fuentes oficiales destacaron como un gran avance la creación, en el marco de la negociación, de un fondo de compensación para atender “los impactos de la readecuación”, lo que implica que más allá de las gradualidad que implican las canastas, de entre 10 o 15 años, hay preocupación por los costos de la apertura, algo a lo que se refirió ayer por la mañana el presidente Mauricio Macri en la apertura del Foro de Negocios en el CCK.
En caso de cerrarse el próximo verano [el borrador habla de un encuentro en la segunda mitad de enero en Bruselas] tardará en tener efectos concretos. Se implementaría recién en tres años, cuando se haya pasado toda la revisión legal, se terminen las traducciones en todos los idiomas, se aprueben por las consejerías legales de cada país y se logren los acuerdos políticos de todos los Parlamentos de las naciones involucradas. Recién ahí comenzaría la apertura gradual.
Fuente: AgroMeat