Editorial- OBRA
“Tengo un tractor amarillo que enloquece y enamora” decía el hit del verano de 1992 la balada española Zapato Veloz. Desde diciembre de 2015 parecía volver a la moda, durando hasta el 23 de octubre de 2017, cuando el campo enloquecido y enamorado apoyó a los gobiernos macrista.
La provincia de Buenos Aires fue el bastión que defendió con más ahínco en la contienda electoral 2017: la batalla fue contra la mismísima Cristina Fernández de Kirchner. Pero ni bien finalizada la contienda, la locura y el enamoramiento paracen diluirse.
El presupuesto 2018 de la provincia de Buenos Aires fue aprobado con el incremento de los impuestos inmobiliario rural, que alcanzaría un 50%. A pesar de que todas los representantes del sector agropecuario realizó diferentes esfuerzos durante las últimas semanas por cambiar esta decisión del ejecutivo bonaerense.
Esta semana, la maratónica sesión legislativa provincial de Buenos Aires, logró la aprobación de ambas cámaras entre el martes por la noche y este miércoles a la madrugada. Lo que cayó bastante mal en las entidades gremiales del campo, que consideran excesivo el aumento, que sobrepasa ampliamente la proyección inflacionaria para 2018.
Conferedaciones Rurales Argentinas (CRA), emitió un comunicado en donde calculaba que en costos directos, el incremento de este impuesto representará un gasto de 4.000 millones de pesos para la cadena agropecuaria de Buenos Aires. Dardo Chiesa, presidente de la entidad, declaró: “Es una práctica kirchnerista que nos alarma, nos lleva a épocas que ya creíamos superadas”, haciendo alusión al conflicto de la 125, casi como un dejavú.
Matías de Velazco, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), dijo: «Hubiera sido más razonable un valor cercano a la inflación: un aumento de un 20 o 25 por ciento el sector lo hubiera aceptado. Pero un 50 por ciento genera molestia y enojo». Según un documento de Carbap, un productor agrícola de 130 Ha en Chacabuco pagaría $102.067 por ese impuesto en 2017, y el año próximo pasará a pagar $153.100.
Incluso algunos propios de militantes de CAMBIEMOS cuestionaron la decisión de la gobernadora María Eugenia Vidal. Desde Junín, el concejal Javier Belligoi, que responde al intendente Pablo Petrecca comparó las expresiones del ministro Hernán Lacunza con los funcionarios kirchneristas que defendieron la polémica resolución 125. A través de distintas publicaciones en Facebook, el edil pidió “No hagamos populismo con dinero prestado”, y calificó como una «vergüenza» la forma en que se desarrolló el incremento dado que se hizo «de manera inconsulta” y apuntó “contra un sector clave de la economía de la provincia y el país, cuando a nivel nacional se pregona lo contrario».
«Hay que protestar, no quedarse callados y transmitir a la población lo que nos pasa», declaró Lucas Fernández Long, presidente de la Sociedad Rural de Pehuajó, al diario La Nacion. Y comparó, «este impuesto va a tener más incidencia que la 125».
Este año, las lluvias y el clima jugaron una mala pasada a los productores, lo que se reflejó en la caída del área sembrada en trigo y soja, complicaciones en la ganadería y caminos rurales en pésimo estado. Pero lo más complicado para el Gobierno Macrista es que se empiezan a despintar los tractores amarillos.
Los argentinos sabemos que la pintura es solo una pequeña capa exterior, pero la fuerza de la maquina está adentro, como también sabemos que el amor propio resurge cuando la locura y el enamoramiento ponen en riesgo la familia y los amigos.
«Que nos prueben a ver si no salimos con los tractores», Dardo Chiesa.