Editorial- OBRA
El informe mensual de estimaciones agrícolas sobre Oferta y Demanda global de granos, del USDA[1], dio un respiro al mercado oleaginoso, al mantener sin cambios la estimación de producción de soja y ajustar más de lo esperado la proyección de stocks finales, respecto al informe de septiembre.
Dejó un sentimiento alcista para los precios de la soja, al reducir las existencias estadounidenses por debajo de la expectativa de los operadores. Mientras que las proyecciones para el maíz fueron menos favorables, mostrando un aumento en el volumen de la cosecha y el del stock final. También, se incrementó la estimación de existencias de trigo en Estados Unidos.
Esta “buena”, o más bien, esta “no mala” noticia para el sector oleaginoso, coincide con el diagnóstico del documento presentado por CONINAGRO en la Bolsa de Comercio de Córdoba: “El Campo y la Política III”. En el cual evalúa la situación actual de las economías regionales, mostrando como resultado que de las 18 actividades productivas solo las 4 presentan números en verdes, mientras las restantes 14 muestran un fuerte color rojo crisis.
Solo las producciones de Granos, Maní, Bovinos y Porcinos presentaron luz verde en el informe de CONINAGRO, las 4 se desarrollan principalmente en la región de la Pampa Húmeda.
Las otras 14 actividades desarrolladas en el resto de las Regiones de la Argentina: Algodón, Arroz, Aves, Cítricos, Forestal, hortalizas, Mandioca, Ovinos, Yerba Mate, Vino y Mostos, Tabaco, Papas, Peras y Manzanas; se presenta en situación crítica.
Estas actividades productivas presentan uso intensivo de insumos, capital y de mano de obra por hectárea, además de altos costo impositivo y energéticos, atraso cambiario, como principales factores generadores de la situación actual, que el nuevo gobierno no ha logrado cambiar.
Falta de infraestructura, de logística de traslado, altos costos de producción y comercialización, falta de financiamiento, y presión impositiva dificulta mantener la estructura productiva. Principalmente a los productores pequeños y medianos, y a las empresas PyMEs del sector.
No es un hallazgo novedoso, ni mucho menos sorprendente, en un modelo que deprime el mercado interno por disminución del poder adquisitivo de la mayoría de sus ciudadanos, es lógico que si la producción tiene como destino del 80% (en promedio) de lo producido el consumo interno, dichas actividades viren al rojo crisis y no encuentren en toda la acuarela alguna pincelada que ayude a ‘cambiar’.
Tampoco es verde oscuro la situación del sector agroexportador. Ante el escenario de crisis mundial hacen que los festejos de cosechas record se opaquen por las trabas, caprichos o intereses de los principales actores del mercado internacional, EEUU y UE.
Lo Verde se diluye rápidamente en el mercado externo, pasó con el biodiesel, con la carne vacuna, con los limones, etc.
Para CONINAGRO, “Necesitamos el fortalecimiento de las economías regionales, con políticas micro y específicas, que mantengan la matriz productiva que ejercen los pequeños y medianos productores y las pymes, que son el eje federal del campo, ya que desde ellas se impulsa el empleo y se reduce la pobreza”.
Aunque parece que el rumbo de la política económica del Gobierno Nacional no coincide, quizás los funcionarios estén viendo una Luz Amarilla que los envuelve en una indecisión entre frenar y avanzar.
[1] Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.