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La crisis de la cebolla pone en riesgo miles de empleos

03/10/2017
en Frutihorticola, General

La producción no es rentable y miles de kilos se pudren al sol o sin siquiera haber sido cosechados. La zona más afectada es el sur del partido de Villarino y el norte del de Patagones.

La cebolla es escarcha/ cerrada y pobre:/ escarcha de tus días/ y de mis noches. Hambre y cebolla:/hielo negro y escarcha/ grande y redonda”. Miguel Hernández escribió ese poema hace 80 años, en la angustia de la cárcel a la que lo confinó el franquismo. Lo inspiró leer la carta de su esposa que le advertía que sólo pan y cebolla había en su casa para darle de comer a su pequeño hijo.

Hoy la pobreza golpea en los campos del sur bonaerense. La cebolla, recurso que en los últimos 15 años dio empleo masivo a más de seis mil personas de manera directa y unas 18 mil indirectamente en la zona sur del partido de Villarino y el norte del de Patagones, se pudre en las pilas en las que los propios productores la mantienen o, aún peor, se muere bajo tierra, sin haber sido siquiera cosechada, por falta de mercado y rentabilidad.

Son tiempos aciagos para los horticultores de la región. “Hace unos cuatro años se exportaron a Brasil unas 230 mil toneladas, fue el máximo histórico, este año apenas se llevaron 22 mil”, cuenta con profunda tristeza Ademar Ibarra, un agricultor boliviano, que hace más de 25 años vive en Pedro Luro y arrienda campos con sus hermanos para desarrollar sus mínimos emprendimientos familiares.

Sabe de fracasos y desgracias. Vivió con su padre la crisis de la zafra azucarera de la caña en Jujuy hace 40 años, la piedra le frustró dos vendimias consecutivas en viñedos de Mendoza en los 80, también vio agotarse la producción de ajo hace unos 15 años cuando ya estaba radicado con los suyos en los alrededores del río Colorado y sufrió con producciones de papa que repentinamente se apestaron.

“Pero cada vez la cuerda se pone más fina y ya no sabemos qué hacer, tener toda la mercadería en el campo y no poder venderla nos deja sin salida. Estoy buscando otro empleo para no terminar en la miseria y mientras tanto hago lo que sea”, relata.

Una hija de 20 estudia Administración de Empresas en la Universidad del Sur en Bahía Blanca y otros dos adolescentes de 16 y 14 estudian el secundario en Luro. “Ellos también se desesperan cuando ven que apenas hay para echar a la olla”, afirma.

Es el segundo año consecutivo que la producción no sale a la venta o se comercializa en exiguos porcentajes. La tenacidad no se pierde y por eso Ademar volverá a intentarlo. “Aunque sea una hectárea vamos a sembrar”, dice mientras evalúa qué hacer con las restantes ocho que alquila junto a dos de sus cuatro hermanos.

Cuenta que el año pasado, para sembrar tuvo que vender un vehículo usado y se quedaron solamente con la camioneta F 100, de 22 años de antigüedad, para compartir entre las tres familias que labran la tierra mancomunadamente.

“Cada hectárea nos lleva unos 50 mil pesos de inversión”, explica. Y no tiene idea cómo hará para recuperarlos. Aspira a que las ventas repunten y el Estado acompañe. Pero es oscuro el panorama y por eso advierte, que junto a su agrupación de campesinos a pequeña escala organizan una protesta que esperan sea multitudinaria para las primeras semanas del mes que viene. “Vamos a ser miles de productores de Ascasubi, Buratovich, Villalonga, Pedro Luro y Pradere. Repartiremos volantes y nos instalaremos en la ruta para que se escuche nuestro reclamo”, anunció.

En cifras

230.000 toneladas exportadas hace cuatro años constituyeron el mejor momento de la actividad. De ahí en adelante fue en baja.

22.000 toneladas este año es la pobre cifra de la exportación de cebollas de la zona.

50.000 pesos de inversión es lo que demanda cada hectárea sembrada. Con esos valores no pueden seguir adelante porque el retorno no existe.

Fuente: Motor Económico

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Tags: cebollaempleo

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