En el diccionario del campo, la letra «i» es la que desplaza a la a del primer lugar. Inundaciones e impuestos son las preocupaciones que mantienen desvelados a productores y dirigentes rurales.
La estimación oficial señala que son 5,5 los millones de hectáreas afectadas (hasta antes de la gran lluvia del fin de semana pasado). Los cálculos privados sostienen que la superficie sería casi el doble de esa cifra.
Para el primer punto propusieron la creación de un ente «de planificación y gestión interjurisdiccional interdisciplinario» supervisado por las provincias «con suficiente personal idóneo y fondos». En el Gobierno creen que esto puede hacerse con la organización estatal actual.
En materia de obras, sugieren ajustar la «red vial y ferroviaria a la realidad y a las necesidades hídricas». Y respecto del suelo proponen «ampliar los instrumentos de seducción y de obligación para guiar el uso del suelo». A su vez, consideran que hay que uniformizar esos instrumentos entre las provincias. «Aprendan del uno al otro y copien las mejores prácticas», dijeron los holandeses.
Sobre las causas que originan las inundaciones llegaron a algunas conclusiones similares a las que tienen varios especialistas en el país y a otras que son motivo de discusión. Las propias características geográficas de la región pampeana, «una cuenca endorreica que desagua naturalmente por evapotranspiración cuando es mayor la precipitación» y un aumento en la proporción de lluvias agravan el escenario. Apuntaron a las «obras de infraestructura que bloquean el escurrimiento superficial del agua con canales y tapones clandestinos» que «alteran el escurrimiento planificado y cambian la retención local». En cuanto a lo productivo, dijeron que el aumento del nivel de las napas se produjo por el cambio en el uso del suelo. Los técnicos holandeses se inclinaron por los estudios que afirman que eso se debió a la reducción de las pasturas y al incremento del uso agrícola con mayor proporción de un solo cultivo como la soja.
Para la coordinadora de Políticas Públicas de Desarrollo Sustentable del Ministerio de Agroindustria, María Beatriz «Pilu» Giraudo, no se debe responsabilizar a los productores por sus planteos agrícolas. «Son los primeros interesados en solucionar los problemas de excesos hídricos», dijo a LA NACION, y señaló que las «malas políticas» del gobierno anterior llevaron a la expansión de la soja en condiciones de monocultivo en varias regiones. Sobre cómo podría comenzar a corregirse eso, Giraudo elogió el programa de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que está llevando adelante el gobierno de Córdoba y destacó la necesidad de lograr una mayor apertura de mercados internacionales para los cultivos de invierno. Eso le daría un incentivo económico a la rotación.
La otra «i» que desvela al campo es la de los impuestos. Un contrapunto interesante ocurrió la semana pasada en la Exposición Rural de Río Cuarto. El presidente de la Sociedad Rural local, Javier Rotondo, dijo en su discurso frente al ministro del Interior, Rogelio Frigerio: «La presión fiscal actual nos ha llevado a dejar de ser lo que somos: productores de nuestro campo, para pasar mucha parte de nuestro tiempo en estudios contables». Con reflejos rápidos, el Gobierno respondió: «Una vez terminada la contienda electoral, convocaremos a los distintos sectores y nos sentaremos a diseñar una política tributaria que le dé alivio al sector productivo».
En los despachos oficiales ya comenzaron a recibir propuestas. La Fundación Producir Conservando se reunió esta semana con el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y le presentó un trabajo sobre propuesta de reforma impositiva elaborado por un equipo encabezado por el economista Juan Llach. «Tuvimos muy buena recepción, llevamos una propuesta de reforma para que haya más competitividad en la economía», dijo Gastón Bourdieu, directivo de la FPC. «Creemos que tiene que ser una reforma inclusiva; no se puede hacer todo de golpe porque la mayor parte del gasto es social, pero se puede bajar la carga de los impuestos distorsivos y comenzar con un círculo virtuoso», dijo. Esta discusión recién empieza.
Fuente: La Nación