La empresa, envuelta en un escándalo de corrupción en Brasil, respondió así a LA NACIÓN sobre sospechas por sus operaciones en el país.
JBS, el mayor grupo cárnico del mundo, envuelto en Brasil en un escándalo de corrupción donde sus dueños grabaron al presidente Michel Temer avalando el pago de sobornos, negó alguna «irregularidad» en sus negocios en la Argentina.
La semana pasada, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Dardo Chiesa, sugirió que debería investigarse el desempeño de la empresa en el país, que compró seis plantas durante el kirchnerismo.
«Alguien en nuestro bendito país, donde no existe la figura del arrepentido, debería estudiar el accionar de esta empresa con matriz de corrupción. Ver si dicha matriz se replicó en la Argentina, si hubo luz verde o connivencia con las autoridades nacionales, y buscar los mecanismos para que esto no se repita», dijo el ruralista.
Ante una consulta de La Nación, una fuente de la empresa desde la casa matriz en Brasil señaló que «no existe ninguna irregularidad en sus negocios en la Argentina o en cualquier otro país fuera de Brasil».
Según destacó la empresa, sus plantas de Venado Tuerto y Pontevedera fueron adquiridas en 2006 en «subastas públicas» (remates judiciales), mientras que otras unidades (Rosario, San José -Entre Ríos- y Colcar) fueron compradas «de acuerdo a los precios de mercado».
Desde Brasil, la firma señaló que en la última década sus operaciones en la Argentina fueron afectadas «por las condiciones político-económicas del país, lo que ha resultado en cambios en el volumen de producción y cierre de algunas unidades».
Hoy su rival en Brasil, Minerva, compró todo el negocio de carne bovina de JBS en la Argentina, Uruguay y Paraguay por US$ 300 millones.
Fuente: La Nación