La comercialización de la oleaginosa del ciclo 2016/2017 registra una demora interanual del 12,3%; preocupación en la industria por la falta de mercadería para procesar.
La decisión de los agricultores argentinos de postergar lo máximo posible la comercialización de la soja no hace distinción entre gobiernos kirchneristas o macristas.
Más aún, tras la reducción a cero de los derechos de exportación del trigo y del maíz dispuesta por el actual Gobierno, la oleaginosa se convirtió en la principal moneda de cambio retenida por los productores tras las cosechas.
Como uno de los resultados de esta realidad comercial, recientemente el Ministerio de Agroindustria de la Nación elevó en un 6,9% las existencias finales de soja de la campaña 2015/2016, al incrementarlas de 7,30 a 8,10 millones de toneladas. Así, el remanente no comercializado por los productores se suma a los 58 millones de toneladas previstos por el organismo para la cosecha 2016/2017 y consolidan un volumen total para la oferta nacional del presente ciclo de 66,10 millones de toneladas.
En función de ese volumen, la Dirección de Mercados Agrícolas informó que al 24 de mayo las compras de soja conjuntas de la exportación y de la industria sumaron 21,3 millones de toneladas, un 12,3% por debajo del volumen adquirido un año atrás, de 24,3 millones de toneladas. Y la consecuencia de la falta de fluidez en las ventas locales de soja ya se está plasmando en menores exportaciones de harina y de aceite de soja, dos rubros en los que la Argentina es el primer abastecedor global. El Senasa informó el martes que las exportaciones de harina de soja durante el primer cuatrimestre de 2016 cayeron un 38,6% respecto de igual segmento de 2016, al pasar de 8,8 millones a 5,4 millones de toneladas.
Peor aún es la caída de las exportaciones de aceite de soja. Según el organismo, las 324.263 toneladas negociadas durante el primer cuatrimestre de 2017 representan una caída del 82,7% respecto del volumen comercializado un año atrás, de 1,8 millones de toneladas.
Impacto en la molienda
A largo plazo, Seltzer explicó que entra a jugar un factor adicional: la anunciada reducción de las retenciones. «En enero pasado el Gobierno se comprometió a reducir en forma progresiva las retenciones a razón de medio punto porcentual mensual desde enero de 2018. Por ende, entrarán a tallar la baja de aranceles contra las tasas y los futuros del tipo de cambio para definir las ventas de la oleaginosa», dijo el analista.
Por su parte, Sebastián Gavaldá, de la consultora Globaltecnos, asignó a varios factores la actual retención de mercadería. Entre ellos, los problemas de logística derivados de las inundaciones, que impiden sacar la producción del campo; los precios para la soja inferiores a los tenidos en cuenta en los presupuestos financieros; la buena caja hecha con la venta del trigo, y la diversidad de opciones de créditos que facilitan la financiación y permiten diferir la venta de soja. «La tendencia a retener mercadería se va a mantener, e incluso se puede acentuar con la cosecha del maíz tardío», dijo el especialista.
Advirtió que el stock de soja que se viene acumulando en la Argentina «es potencialmente bajista» para los precios y les recomendó a los productores seguir con atención lo que vaya ocurriendo con la siembra de soja estadounidense. «Seguramente habrá momentos de volatilidad y chances para tomar algunos buenos valores. Pero si el desarrollo de la campaña en EE.UU. es bueno, vamos hacia un segundo semestre de precios planchados para la soja.»
Síntomas de la retención de soja
-12,3%
Lenta comercialización en la campaña 2016/2017
Las compras de soja conjuntas de la industria y de la exportación suman 21.338.900 toneladas, por debajo de las 24.334.200 toneladas del año pasado
-38,6%
Menores exportaciones de harina de soja
El Senasa informó que en la comparación interanual del primer cuatrimestre, la exportación de harina cayó de 8,89 a 5,46 millones de toneladas
-82,7%
Derrumbe de las ventas externas de aceite
El descenso interanual de la exportación de aceite fue de 1.871.574 a 324.263 toneladas.
Fuente: La Nación