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Baudracco: “Tenemos que romper paradigmas de la lechería”

28/05/2017
en General, Lecheria

Afirmó Javier Baudracco, Director de Producción Primaria de la Subsecretaria de Lechería la Nación, recientemente incorporado al cargo, en una extensa entrevista con Revista Infortambo.

Entusiasmado ante la propuesta de «aumentar la competitividad de los tambos con la persona como centro», aceptó en marzo el desafío de sumarse a la función pública. Su visión de la lechería nacional, de la problemática actual y las líneas de trabajo que lleva a cabo desde su área. «Se puede cambiar la historia», aseguró el reconocido investigador en entrevista con Infortambo.

Javier Baudracco es ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e hizo su Maestría y Doctorado -entre el 2004 y 2011- en la Universidad de Massey de Nueva Zelandia. Como investigador y experto en lechería, es autor de numerosas publicaciones científicas y ha dado múltiples disertaciones en conferencias nacionales e internacionales. Le gusta ordeñar y ha trabajado como consultor de tambos. Recientemente, se incorporó al equipo de la Subsecretaria de Lechería del Ministerio del Agroindustria de la Nación, en el cargo de Director de Producción Primaria.

¿Cuál es su visión de la actividad y qué lo ha llevado a aceptar el desafío en la función pública? Para conocer más acerca de este apasionado del tambo, lo entrevistamos en las oficinas de Paseo Colón al 900, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Competitividad de la lechería argentina

-¿Cómo es que llegó a la Subsecretaria de Lechería?

-Me llevó mucho tiempo decidirme… pero finalmente lo hice porque me entusiasmó el equipo de trabajo, y el desafío que me propusieron el Secretario y el Subsecretario de aumentar la competitividad de los tambos con la persona como centro.

Creo que «sí se puede en la lechería». Se puede dar un salto de competitividad y atraer a gente a la cadena láctea, permitirles a los jóvenes desarrollar un proyecto de vida superador, generar oportunidades de progreso para miles de familias… Por supuesto que hay que trabajar muchísimo, pero es una tarea que se puede y se necesita hacer. Y para ello, se requiere de honestidad intelectual y humildad en la cadena primaria de producción de leche.

Hace diecisiete años que estamos estancados; la producción nacional es similar a la que había en 1999-2000 a pesar de esfuerzos y recursos destinados a incrementarla. Eso nos está diciendo que hay problemas por resolver. Si hacemos lo mismo, nos mantendremos en el mismo lugar… debemos hacer cosas distintas, romper el viejo paradigma y diseñar una nueva lechería.

-¿Cuáles son los problemas reales de competitividad en la lechería nacional?

-Es un problema multifactorial. En la punta del iceberg aparecen tres síntomas graves: baja rentabilidad en general, alta rotación de personal -es difícil atraer y retener gente en los tambos- y el rodeo lechero nacional que no crece en cantidad de cabezas. Y más abajo, explicando estos problemas, algunas de las causas, como la falta de infraestructura.

Se puede decir que en la lechería argentina, «las vacas tienen sed, los suelos tienen hambre, las instalaciones están oxidadas y la gente está cansada». Y estas afirmaciones no son hipótesis; existe evidencia de relevamientos que hemos realizado en tambos y que muestran que, en promedio, tenemos sólo tres aguadas cada 100 hectáreas (muy poco), usamos 36 kilos de fertilizante y enmiendas por hectárea por año (mientras que Nueva Zelandia utilizan 1.400 kilos), las máquinas de ordeño tienen once años en promedio y el 50 por ciento de la gente que trabaja en los tambos tiene menos de dos años de antigüedad.

En los últimos años, los sistemas lecheros han incorporado mucha tecnología de insumos relacionada a los animales y a la alimentación, y se ha incrementado la cantidad de vacas por tambo. Sin embargo, no se acompañó esta intensificación con la infraestructura necesaria. Esto resulta en que los niveles de producción sean generalmente bajos en relación al potencial genético de los animales y a la cantidad de alimentos utilizados, comprometiendo la rentabilidad y, consecuentemente, la subsistencia de los tambos.

Y otro aspecto clave para una lechería rentable es el balance entre la oferta y la demanda de alimentos en el sistema. En general, en los sistemas argentinos se observa una baja carga animal en relación a los alimentos ofrecidos, lo que resulta en un bajo aprovechamiento de las pasturas y reservas producidas, y en producciones de leche por hectárea por año menores a las deseadas.

-¿Mejorando estos dos aspectos podría darse ese salto?

-El salto productivo que se puede dar en nuestros tambos es altísimo y, en gran medida, depende de decisiones «tranqueras adentro». Debemos producir mucho más forraje en el campo, de alta calidad, para producir leche a bajo costo, aun utilizando grandes cantidades de concentrado. Luego, para aprovechar eficientemente el forraje, debemos contar con un sistema con alta carga, y para convertir el alimento eficientemente en leche, debemos tener vacas adecuadas, en buen estado, con agua, sombra, caminos e instalaciones adecuadas. Y finalmente, para cosechar la leche con eficiencia, es necesaria una instalación bien diseñada, con una maquina en buen estado. Como en definitiva la gente es la clave del éxito en cualquier emprendimiento, necesitamos condiciones que cautiven a la gente; esto es, vivienda y jornada laboral atractiva, con mucho trabajo pero con mucho descanso, y condiciones de trabajo adecuadas.

Con todo esto no digo nada nuevo, todo esto lo dijo McMeekan en 1962, en Nueva Zelandia, pero por múltiples razones, nosotros no lo estamos poniendo en práctica.

Líneas de trabajo gubernamental

-¿Cuáles son entonces las líneas de trabajos de su área?

-Nuestro principal objetivo es generar oportunidades, con la mirada puesta en la persona y la familia como centro del proceso. Somos conscientes que existe una brecha de eficiencia productiva muy grande entre productores… hay quienes están ganando plata en las circunstancias actuales y quienes están perdiendo plata; por eso queremos y podemos generar acciones para reducir esa brecha. Tenemos que romper paradigmas de la lechería. Argentina puede tener una lechería mucho más eficiente, más productiva; para ello, el Estado tiene que allanar los caminos, facilitar el cambio y estar presente para apoyar a los productores.

Empecé en marzo, y concretamente las principales acciones de mi agenda están relacionadas a generar herramientas para mejorar la infraestructura «tranqueras adentro», impulsar tecnologías innovadoras, ayudar a poner de relieve a los productores más exitosos… y realizar acciones de «inteligencia» de infraestructura «tranqueras afuera» (georreferenciar caminos, red eléctrica, red hídrica) y también de «inteligencia» financiera para fomentar líneas de financiamiento dirigidas a superar las principales limitantes de los tambos Indudablemente, los Bancos tienen que conocer y acompañar las necesidades de los tamberos.

–¿Qué participación tiene el sector privado en esto?

-Las acciones tienen que trascender a la gestión, eso es lo fundamental. El sector privado se tiene que consustanciar con los programas de trabajo que impulsamos y acompañar los esfuerzos para que el productor tenga buena rentabilidad.

Para poder dar sustentabilidad social y ambiental tiene que haber rentabilidad; cuando generás tambos rentables, se puede hacer que la gente esté mejor, progrese y quiera quedarse, es decir que exista sustentabilidad social… y cuando tenés renta también podés cuidar mejor el ambiente, porque para mitigar el impacto ambiental hay que hacer inversiones. Y cuando al productor lechero le va bien, le va bien a los pueblos y ciudades cercanas.

Producir leche hoy

-Hoy los productores se enfrentan a dos grandes desafíos. Uno es el clima…

-Sí. «Tranqueras afuera» hay una limitante que es central, que son los caminos. Conozco un productor que viene creciendo con su rodeo a un ritmo del 14 por ciento anual, con rentabilidades altas y consistentes… pero después de las inundaciones está pensando en achicarse en vez de abrir otro tambo, por el desánimo de los caminos en mal estado y todo el desgaste que eso produce. También en algunas provincias la red eléctrica y la red hídrica de desagüe son problemas serios. Esto frena la lechería. Hay décadas de desatención del Estado hacia el campo, de falta de inversión. Los caminos, la red eléctrica e hídrica están como las rutas, los hospitales y las cárceles.

Y «tranqueras adentro», si vamos a sistemas de alta carga, que son los más rentables, hay que pensar en tener una pista de alimentación de cemento en algún lugar para que cuando llueva, la vaca no sufra y no romper las pasturas. Hay que hacer una reingeniería de sistemas. Habrá que afirmar algunos tramos de caminos internos, y tener «piquetes verdes» de gramíneas para tener a las vacas y las pasturas a salvo en eventos de alta precipitación.

-El otro es el precio y los costos…

-Tenemos que enfocarnos más en el costo y menos en el precio. Entendiendo que el Gobierno tiene que trabajar en el ordenamiento y la transparencia, y en reglas claras para la cadena para que la participación del productor sea justa, yo creo que el productor se tiene que abocar en reducir los costos para obtener una mejor renta.

Nosotros vamos a ir a una lechería exportadora porque históricamente sobra leche y tenemos que sacarla… entonces tenemos que adaptarnos al precio internacional. El precio en Argentina copia en general ese precio, entonces el productor local tiene que enfocarse en producir a un costo bajo de manera que pueda soportar los vaivenes que le impone el mercado internacional.

-¿Cómo se lograría eso?

-Hay que trabajar para generar confianza, para lograr un modelo competitivo y de costos moderados, para que haya una buena rentabilidad en los momentos no tan buenos de precio. El precio es rentable en función al modelo productivo que uno elige (ver Recuadro).

Se deben hallar las soluciones aquí, apoyándose en experiencias de otros países… pero sin creer que eso puede ser aplicado tal cual a nuestros sistemas. En Argentina tendemos a copiar lo que hacen en otros lugares, pero no copiamos bien. Tenemos que copiar más tecnologías de procesos y menos tecnologías de insumos. Hay que tener cuidado con incorporar maquinarias que aumentan el costo de producción, pero son de difícil y dudoso impacto productivo.

Fuente: InforTambo

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Tags: agroindustriaJavier Baudraccolecheríatambos

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