Algunos economistas afirman que la ley que debería ordenar la economía en la Argentina es la relación oferta-demanda, pero esta aseveración en la actualidad se hace comparable al cuento del huevo y la gallina.
En el mercado interno hoy, encontramos sobre oferta de productos, ya que la demanda cayó un 20% influido por la pérdida de poder adquisitivo general de la población y también por el aumento de los precios.
A partir de esto surge la siguiente pregunta: ¿Es realmente la inflación el parámetro que tiene que ordenar el gobierno?
Si tomamos como referencia el Índice de precios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para la Alimentación y la Agricultura (FAO), observamos que este subió a nivel mundial un 2,1% mensual y en enero 16,4% interanual. Si hacemos lo mismo con los productos más consumidos por los ciudadanos argentinos, como por ejemplo el Aceite vemos que este subió un 1,8%, la carne y los productos lácteos no tuvieron modificaciones, el azúcar subió 9,9% en ese mes.
Exceptuando este último producto otro interrogante que nos encontramos es ¿por qué la inflación es más alta en nuestro país comparado con los índices de FAO?
No solo lo anterior preocupa, otro punto a observar es lo que sucede con la brecha que existe entre el precio del productor y lo que paga el consumidor. El índice IPOD de CAME para el mes de marzo, que mide la diferencia de importes promedio para 25 alimentos desde que salen del campo hasta que llega al mostrador, aumentó 11,4 %. El IPOD agrícola se incrementó 12 % y el ganadero 7,5 %. Si se promedian los valores, el agricultor recibió el 23,6 % del costo que pagó el consumidor, reduciendo 15,4 % su participación en marzo frente al mes de febrero. Los precios de los productos agropecuarios se multiplicaron por 5,29 veces promedio en marzo en el trayecto desde que salieron del campo y llegaron al consumidor.
Podemos afirmar que no existe ningún parámetro económico que justifique la inflación actual de los productos y ni hablar la poca y nula incidencia de la relación oferta/demanda sobre el precio.
Por lo que resulta central evaluar la concentración de cada una de las cadenas productivas, y cómo se distribuye la renta en cada eslabón. Argentina tiene que tener una política pública a largo plazo, tanto en la estructura de costos, como en los precio de los productos, con una fuerte intervención del estado convocando a todos los actores que integran las cadenas, impulsando una equitativa distribución de la renta que se produce, pero fundamentalmente una mejor participación de la renta de nuestros productores y especialmente un precio justo sobre los productos que cubren la mesa de todos los argentinos.